Desorden, falta de procedimientos de compra pública modernos y transparentes, promesas incumplidas, falta de medicamentos e insumos para la salud, incremento en el gasto de bolsillo familiar, insatisfacción de los pacientes, y una abultada deuda con la industria farmacéutica: el pesado legado que deberá enfrentar el próximo gobierno
Desde su creación en 1943, el Sistema de Salud Mexicano ha ofrecido cobertura sanitaria dependiente del estatus laboral de las personas, ya sea por que desarrollen su actividad profesional en la iniciativa privada (adscritos al IMSS), o en alguna institución de gobierno (ISSTE, SEDENA, MARINA, PEMEX), dejando sin el acceso a millones de mexicanos que no tienen una actividad económica formal, y que del 2003 al 2020 fueron acogidos por el Seguro Popular.
Vale la pena comentarles que, desde la creación del moderno sistema de salud, hace ya 80 años, la población de nuestro país se ha quintuplicado, pero no así los recursos destinados al sector salud, los que han venido decreciendo paulatinamente, restringiendo financieramente la capacidad del sistema para satisfacer las necesidades crecientes de atención y medicamentos de su población, sobre todo en un sistema que por años privilegió el enfoque “curativo” sobre el de la prevención.
Para poner en contexto la anterior afirmación, les compartimos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que para satisfacer cabalmente las necesidades de atención a la salud de los ciudadanos en cada país, sus gobernantes deben destinar un gasto en salud cercano al 9% del Producto Interno Bruto (PIB) de manera prioritaria.
Sin embargo, en nuestro país, la tendencia de este indicador, en lugar de incrementarse a lo largo de los años se ha reducido, ubicándose en un 3%, muy por debajo de lo recomendado por la OMS, rubro en el que el sector público aporta solamente el 50% del monto.
Para agravar aún más las carencias de un sistema de salud fragmentado, hemos constatado con preocupación que, en los últimos años, la operación financiera de las instituciones de salud pública se ha caracterizado por importantes subejercicios, lo que, independientemente de los presupuestos asignados, resulta una total contradicción administrativa que juega en contra de los usuarios del sistema (pueden consultar el artículo sobre este tema publicado en códigoF).
Según el documento Radiografía Del Desabasto de Medicamentos en México 2023, generado por el colectivo Cero Desabasto: “La fragmentación de los servicios de salud y desabasto de medicamentos se ha evidenciado por la pésima administración y ejecución del sistema de salud del actual gobierno. Las decisiones sin sustento en políticas públicas como: la desaparición del Seguro Popular, la creación del Instituto de Salud del Bienestar (INSABI); la compra de medicamentos y dispositivos médicos a la UNOPS, así como la desaparición de la cadena de logística y distribución, expulsaron a 50 millones de mexicanos de los servicios médicos, esto es, 39% de la población está en la orfandad sanitaria”.
Como lo hemos mencionado en distintas ocasiones, la fragmentación, inoperancia y mal entendida autonomía que caracteriza a las diferentes instituciones de salud, lo que las lleva a no poder solventar en tiempo y forma los requerimientos de sus derechohabientes, ha obligado a millones de familias a tratar de solucionar sus necesidades de atención en instancias privadas (consulta médica, clínicas, hospitales y farmacias) incrementando su gasto de bolsillo, lo que agravó aún más las estrecheces económicas que la pandemia de COVID-19 ocasionó en muchos hogares.
A partir de la desaparición del Insabi, dada a conocer en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 29 de mayo del 2023, y el traslado de las responsabilidades y recursos de la entidad gubernamental cancelada al IMSS-Bienestar, designada ahora como garante de la prestación de servicios de salud y medicamentos para quienes no tienen derechohabiencia por su estatus laboral, y también responsable de la compra consolidada, adquisición y distribución de medicamentos y demás insumos asociados a la salud, a través de la empresa paraestatal Laboratorios de Biológicos y Reactivos (Birmex), el actual gobierno pretende, en el ocaso de su administración, solventar un problema logístico, administrativo y social, que no solamente no fue capaz de resolver, sino que lamentable, e inexplicablemente lo creó y lo agravó.
Lamentablemente, los funcionarios que lideran Birmex, y que recibieron tan monumental encargo, han sido incapaces de solventar oportunamente la demanda de medicamentos, e instrumentar procesos de compra consolidada rápidos y eficientes, favoreciendo opacas prácticas en la asignación de medicamentos y demás insumos para la salud, pagando más, y obteniendo menos.
Entre otras responsabilidades más, Birmex tiene las de planear, consolidar, almacenar y gestionar el Centro Federal de Distribución de Insumos para la Salud-CEFEDIS, mejor conocida como la Megafarmacia, responsable de distribuir hasta la última milla cada pieza de medicamento o dispositivo médico solicitado, lo que ha sido documentado como un total fracaso, y no solamente eso; un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) asegura que Birmex es una de las instituciones que corren mayores riesgos de corrupción, y esto no es casual, ya que “99% de sus compras públicas se han realizado hasta el momento por medio de adjudicaciones directas, e invitaciones restringidas”, con todos los riesgos, vicios y desviaciones que esto acarrea, razones que fueron esgrimidas en su momento por el titular del ejecutivo federal para cancelar las compras consolidadas de medicamentos e insumos para la salud que venía liderando desde el 2013 el IMSS, y sobre las que nunca hubo ni pruebas, ni acusados.
Por otra parte, las cifras proporcionadas por el Instituto Farmacéutico (INEFAM) que corresponden a los diferentes intentos fallidos para comprar medicamentos de calidad a precios competitivos (Secretaría de Hacienda y Crédito Público, UNOPS, Insabi) y ahora Birmex, en cantidades suficientes para satisfacer la demanda de la población mexicana, sobre todo la ubicada en los segmentos socioeconómicos más frágiles, nos muestran que “la estrategia de compras públicas de medicamentos, implementada por el gobierno actual, fracasó rotundamente: compras consolidadas mal diseñadas, con cantidades mal calculadas, así como problemas en la programación de entregas, en donde los severos problemas de logística y distribución en manos de BIRMEX, han marcado estos años como los de mayor desabasto, y que a pesar de contar con los insumos por parte de los proveedores, sencillamente no se lograba de manera eficiente su entrega en última milla, forzando a las instituciones públicas a obtener insumos de forma individual en contratos fragmentados y elaborados con poca anticipación”.
Poco y nada puede hacer la administración actual ante la cercanía de las elecciones presidenciales que se celebrarán el domingo 2 de junio, probablemente las más discutidas de la historia moderna de México.
Lo que resta, además de conocer quien ostentará la banda presidencial durante los próximos seis años, son las acciones que tomará para conseguir que el inoperante Sistema de Salud Mexicano se erija como garante de la prestación de servicios médicos y medicamentos para todos los mexicanos, sin importar su estatus laboral, ubicación, y nivel socioeconómico.
Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF
Fuentes:
Cero desabasto. Nosotrxos. (2024).
Radiografía Del Desabasto de Medicamentos en México 2023
códigoF. (8 de septiembre de 2022).
Se registra el mayor subejercicio del gasto en salud desde 2014
códigoF. (11 de enero de 2022).
En 2021, la SSA y el ISSSTE subejercieron presupuesto destinado a la atención a la salud, suministros médicos, medicinas y productos farmacéuticos
códigoF. (29 de julio de 2012).
Escasez de medicamentos en México se debe a la falta de planificación y a una gestión pública ineficiente: The Lancet.
códigoF. (15 de abril de 2024).
La Deuda Pendiente del Gobierno a la Industria Farmacéutica en México.