La pandemia de COVID-19 sigue activa, pero las medidas destinadas a frenar los contagios se relajan en muchos países, permitiendo la generación de variantes.

A pesar de que aparentemente, y a juzgar por el cada vez menor apego a las medidas precautorias para evitar contagiarnos de SARS-CoV-2, queramos creer que la pandemia de COVID-19 ha terminado, no es así.

Lo cierto, es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene al meteoro sanitario etiquetado como Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés), y esto no es a consecuencia de un capricho, sino que atiende al número de contagios y de personas enfermas diariamente reportadas, así como a la cantidad de variantes que se están generando, y que representan un enorme peligro para la humanidad.

Las últimas cifras del impacto del COVID-19: Al 28 de febrero del presente año, se han reportado a nivel global: 675´211,694 casos confirmados, y 6´870,992 fallecimientos. En la Región de las Américas, al 27 de febrero se cuantifican:  190´340,817 casos acumulados, 2,936 casos confirmados en las últimas 24 horas, 2´931,218 fallecimientos acumulados y 33 muertes adicionales en las últimas 24 horas. En nuestro país se reportan, también al 28 de febrero: 7´450,992 contagios confirmados, y 332,986 fallecimientos.

Hay que considerar que los patógenos no tienen palabra de honor, fecha de caducidad, ni se irán de nuestras vidas, por lo que superar esta crisis sanitaria depende en gran medida de nosotros, y de nuestras autoridades sanitarias. A pesar del cansancio físico y anímico que esta inacabada situación nos genera, es necesario seguir practicando las medidas precautorias para tratar de disminuir el número de contagios, y por ende las variantes que se generan con la replicación del virus.

Por otra parte, los signos y síntomas más frecuentes que nos ayudan a sospechar de habernos contagiado con el virus han cambiado, y el proyecto ZOE reporta que estos son los 10 síntomas actualmente más frecuentes, enlistados por su prevalencia.

La aplicación ZOE, desarrollada en Reino Unido, vigila desde el inicio de la pandemia la evolución del virus y sus efectos en tiempo real, permitiendo a las personas infectadas reportar sus síntomas a través de una aplicación mientras padecen el virus, a fin de lograr una mejor comprensión del COVID-19 y su evolución. Los datos enviados luego son analizados por el King’s College London, que rastrea las infecciones en todo el Reino Unido e identifica quién está en mayor riesgo.

Como podemos ver, la hiposmia (reducción en la capacidad para detectar olores) y la anosmia (total incapacidad para detectar olores), que eran algunos de los síntomas que nos hacían sospechar del contagio por SARS-CoV-2, ocupan ahora la décima posición, muy atrás del dolor de garganta. Por otra parte, la ageusia (pérdida del gusto), incluso ha desaparecido de la lista.

Vale la pena tomar nota que muchos de estos síntomas se confunden fácilmente con los ocasionados por influenza, un resfriado común, o una infección de vías respiratorias altas, lo que hace más difícil su detección, por lo que hay que estar permanentemente atentos a su aparición y desarrollo, y en caso de sospecha hacerse una prueba confiable para confirmar o descartar la infección, y acudir al médico.

Como lo dijo hace unos meses atrás el Doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que compartimos con ustedes: “Nunca antes hemos estado en mejor posición para terminar con la pandemia, y aunque aún no hemos llegado ahí, está a la vista. Los corredores de maratón no se detienen al ver la meta, sino que aceleran con mayor intensidad hasta rebasarla. Podemos ver la línea final; estamos en una posición ganadora, pero ahora es el peor momento para dejar de correr. Es tiempo de correr con mayor fuerza hasta cruzar la línea de meta y recibir el premio por el duro trabajo que hemos realizado”.