Por su parte, la OMS presentó el “borrador cero” del acuerdo pandémico, buscando alinear los esfuerzos mundiales para enfrentar futuras emergencias sanitarias

Si de algo estamos seguros, es que la inacabada pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2 no será la última, ni potencialmente será la amenaza más grave en salud a la que nos debamos enfrentar.

Antes de la violenta irrupción del COVID-19 en nuestras vidas, los expertos en la materia, y los diferentes organismos internacionales sanitarios, aseguraron en múltiples ocasiones y en distintos foros, que la ocurrencia de un meteoro sanitario era solamente cuestión de tiempo, y aunque no se podía precisar ni el origen geográfico, ni el patógeno que la ocasionaría, reiteraban la necesidad de permanecer alertas y fortalecer los sistemas de detección, seguimiento, recopilación y compartición oportuna de datos, cooperación internacional, resiliencia de las cadenas de suministro, la gobernanza, la confianza, y los sistemas de salud, para tratar de evitar una expansión acelerada, amplia y letal.

“Hay importantes dividendos sociales y económicos derivados de la resiliencia del sistema de salud. Los países deben mejorar la preparación de sus sistemas de salud para la próxima crisis a fin de mejorar la resiliencia para reducir el impacto de las crisis y acelerar la recuperación”. Mathias Cormann. Secretario General de la OCDE.

Es por ello que conociendo el desastroso impacto que en los ámbitos sanitario, social, político y financiero ha ocasionado la pandemia de COVID-19 a nivel global, sería un error imperdonable, y una muestra lamentable de ceguera política, no destinar las inversiones necesarias y sostenidas, para fortalecer y adecuar los sistemas de salud locales, incluyendo la capacitación y protección de todo su personal, para hacer frente a futuras amenazas.

El informe de la OCDE enfatiza tres vulnerabilidades principales:

  • a) los sistemas de salud no estaban preparados,
  • b) no tenían suficiente personal, y
  • c) tenían una inversión insuficiente.

Al respecto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), presentó recientemente el informe: Ready for the Next Crisis? Investing in Health System Resilience, en el que la entidad asegura que los gobiernos deben adaptar urgentemente sus sistemas de salud para responder con mayor capacidad y eficacia a los futuros impactos, realizando sustanciales inversiones en la fuerza laboral especializada en la salud, y destinando un mayor gasto en prevención e infraestructura digital.

“Los sistemas de salud más avanzados del mundo no fueron resistentes a la pandemia de COVID-19. En 2020, la esperanza de vida cayó en el 75 % de los países de la OCDE. Alrededor del 34 % de todas las muertes acumuladas de COVID-19 ocurrieron entre residentes en centros de atención a largo plazo en abril de 2022. El informe enfatiza tres vulnerabilidades principales: los sistemas de salud no estaban preparados ni tenían suficiente personal y enfrentaban una inversión insuficiente”. OCDE.

Es necesario anotar que en promedio, el 35% de la población de los países miembros de la OCDE tenían diagnosticada en 2019 una enfermedad de larga duración, y que una alta prevalencia de enfermedades crónicas ocasiona que las poblaciones sean menos resilientes, y aumente la mortalidad por COVID-19. Sin embargo, los sistemas de salud de la OCDE gastaron menos del 3% del gasto total en salud en prevención.

Con respecto a la inversión necesaria, el informe recomienda una inversión anual específica del 1.4% del PIB en los países de la OCDE, versus el gasto realizado en 2019.

Las seis recomendaciones de la OCDE para mejorar la resiliencia de los sistemas de salud, y reducir el impacto de futuras crisis:

  • Promover la salud de la población: las poblaciones vulnerables generan sistemas de salud vulnerables,
  • Promover la retención y el reclutamiento de fuerza laboral capacitada: las personas son la clave para hacer que los sistemas sean resilientes,
  • Promover la recopilación y el uso de datos: sin los datos correctos, los responsables de la toma de decisiones están a ciegas,
  • Promover la cooperación internacional: las respuestas son mejores juntas que aisladas,
  • Promover la resiliencia de la cadena de suministro: obtener productos y servicios cuando y donde se necesiten, y
  • Promover la gobernabilidad y la confianza: sin confianza, las respuestas de toda la sociedad son menos efectivas.

¿Qué está haciendo la Organización Mundial de la Salud al respecto?

Buscando anticiparse de manera ordenada y eficaz a la ocurrencia de una nueva emergencia sanitaria global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsa el establecimiento de un acuerdo global entre naciones, guiado por el “borrador cero” del acuerdo pandémico, documento que se presentó durante la cuarta reunión del Órgano de Negociación Intergubernamental (INB), evento que incluyó la participación de los 194 países miembros de la OMS.

El intercambio de ideas sobre del borrador cero del acuerdo pandémico continuará en la próxima reunión del INB a celebrarse del 3 al 6 de abril, extendiéndose durante el próximo año, atendiendo al calendario establecido por la Asamblea Mundial de la Salud, lo que idealmente conducirá a tener un borrador final para la 77.ª Asamblea Mundial de la Salud en 2024.

Por otra parte, los gobiernos de los países miembros de la OMS están analizando la realización de más de 300 enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional (2005), con el objetivo de conseguir que el mundo sea más seguro frente a las enfermedades transmisibles, y garantizar una mayor equidad en la respuesta mundial a las emergencias de salud pública.

Sobre el documento presentado por la OMS, la Sra. Precious Matsoso, copresidenta de la Oficina del INB, declaró: “Los esfuerzos de esta semana, por parte de países de todo el mundo, fueron un paso fundamental para garantizar que no repitamos los errores de la respuesta a la pandemia de COVID-19, incluidos en el intercambio de vacunas que salvan vidas, el suministro de información y el desarrollo de capacidades locales”, sobre lo que puntualizó: “Que hayamos podido avanzar con tanta decisión es testimonio del consenso mundial que existe sobre la necesidad de trabajar juntos y fortalecer la capacidad de la OMS y la comunidad internacional para proteger al mundo de las amenazas pandémicas”.

Para cerrar esta nota, compartimos con ustedes las palabras dichas el 8 de julio del 2017 por el Doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director general de la Organización Mundial de la Salud, las que se anticipaban a la pandemia que estamos viviendo: “No sabemos dónde ocurrirá la próxima pandemia mundial, ni sabemos cuándo ocurrirá, lo que sí sabemos es que será terriblemente costosa en vidas y dólares. Con los viajes en avión (3 mil millones de viajeros cada año), la diseminación global de cualquier nuevo patógeno ocurriría en cuestión de horas. Además del incalculable sufrimiento humano, las pérdidas económicas se medirían en billones, incluidas las pérdidas de turismo, comercio y confianza de los consumidores, incluyendo también problemas y desafíos políticos. Habrá 2 epidemias: una causada por el virus y la otra causada por el miedo”.

Por: Manuel Garrod, miembro del Comité Editorial de códigoF.

Fuentes

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. (2023),
Ready for the Next Crisis? Investing in Health System Resilience, OECD Health Policy Studies, OECD Publishing, Paris.

World Health Organization. (8 de Julio 2017).
Health emergencies represent some of the greatest risks to the global economy and security.

códigoF. (22 de marzo 2018).
Los sistemas sanitarios mundiales se preparan para enfrentar a la “Enfermedad X”.

códigoF. (30 d abril del 2019).
Candida auris posible “enfermedad X” que podría convertirse en Pandemia.